1. INTRODUCCIÓN
Esta actividad tiene como objetivo que los niños
identifiquen las emociones básicas, a través de las expresiones faciales que
corresponden con la alegría, la tristeza, el miedo, el enfado y la sorpresa.
Consiste en un juego para que los más pequeños, a través de
la creatividad, aprendan a dar nombre a los estados de ánimo más habituales y
que relacionen una cara determinada con el sentimiento a que corresponde.
Para ello, os proporcionamos unas plantillas:
2.- ¿QUÉ CARA PONEMOS CUANDO…?
Antes de comenzar el juego, podéis utilizar la plantilla 1
para introducir a vuestro hijo/a la actividad. En ella tenemos las caras que
representan cinco emociones básicas. Los niños las observarán, relacionando la
expresión de cada cara con los sentimientos a los que corresponden.
Podemos preguntar a los niños qué cara ponen cuando están
tristes, cuando están alegres o enfadados, qué expresión ponen si están
asustados o si algo les sorprende. También pueden imitar los gestos que ven en
los dibujos y compararlos con los que ven en sus compañeros.
Esta plantilla servirá como referencia para los niños
mientras realizan las actividades.
3.- COLOREA Y RECORTA
A continuación, se le da al niño las plantillas de caras
para colorear. Cada una de ellas corresponde a una emoción básica. La tarea
consistirá en colorear cada cara y, después, recortarla por la mitad. El
coloreado sirve al niño para diferenciar las partes del rostro y conocer qué
tonos puede aplicar a cada uno. Por ejemplo, los ojos pueden ser negros,
marrones, azules, pero no rojos. Mientras que el pelo puede tener diferentes
tonalidades, pero nunca será verde (al menos como color natural).
Después de recortar cada cara en dos, los niños pondrán todas
las mitades en una caja o un recipiente que custodiará el adulto. Cuando estén
todas las hojas dentro, revolveremos la caja para que se mezclen unas con
otras.
4.- JUNTA LAS MITADES
Una vez que todo esté bien revuelto, los niños irán a coger
de la caja (sin mirar) una mitad. Deberán pegar sobre el papel o cartulina sus
mitades, de manera que queden unidas, formando una cara. Pueden darse dos
resultados:
Que la cara sea una expresión conocida, por ejemplo, ojos
alegres y boca alegre.
Que la cara sea una expresión no conocida, por ejemplo, ojos
enfadados y boca triste.
En ambos casos, el objetivo es que los niños digan lo que
creen que expresa la cara. Si la cara resultante es una expresión nueva, pueden
también hacer su interpretación y decir qué le pasa al chico del dibujo, o qué
está haciendo para poner esa cara. Esto ayuda a explorar la expresión de otros
sentimientos o sensaciones más sutiles.